Con la globalización y la apertura de los mercados, el número de consumidores que requieren ser atendidos es cada vez mayor. Esto tiene dos consecuencias: por un lado, se produce un aumento de la producción; por otro, ante la inmensa oferta, son los mismos clientes quienes se vuelven más exigentes.

Ante esta situación, con un mercado altamente competitivo, cambiante y saturado de productos cuyas cualidades intrínsecas son casi idénticas, se plantea un reto para las empresas: ofrecer un bien o servicio que satisfaga las expectativas más ambiciosas de los clientes, que haga que el consumidor adquiera ese y no otro. Es aquí donde entra en juego la ingeniería de producto.

 

¿En qué consiste la ingeniería de producto?

Ante un escenario tan competitivo, las empresas deben buscar la forma diferenciarse de sus competidores. Para ello hay que tener en cuenta no solo la funcionalidad del producto que se vende, sino también las necesidades del usuario. La interacción que se produce entre el producto y el usuario genera sensaciones, emociones, ideas y valores en este último: es lo que se conoce como experiencia, y supone un factor a considerar en el ciclo de producción del objeto.

Cuando alguien se acerca a un objeto, lo hace movido por su funcionalidad, su calidad, pero también por el diseño. Por eso, cuando se concibe un producto, además de los estándares de calidad, el diseño también debe tenerse en cuenta durante las fases conceptuales y creativas. Esto es lo que se conoce como ingeniería de producto: se trata de un proceso en el que intervienen la conceptualización, diseño y producción de un producto o servicio que va a ser comercializado.

Fases de la ingeniería de producto

La ingeniería de producto comprende desde la fase de prototipado hasta la fabricación final. Consta de varias fases:

• El diseño del producto: Se podría considerar el momento más importante dentro de todo el proceso, ya que se trata de la parte favorita de los consumidores: cuanto más atractivo y competitivo sea, mayor será la tasa de éxito. De ahí que al diseñador se le otorguen ciertas responsabilidades, como por ejemplo:
  • definir el problema
  • elegir unos criterios estéticos que se adecúen a las necesidades tanto del consumidor final como del producto o servicio en sí mismo, y
  • proponer diversas soluciones con sus respectivas mejoras y elegir la mejor.

• Calcular el coste y la facilidad de su producción.
• Implementación de técnicas de calidad que pueden ser acreditadas mediante certificados.
• Valoración de la funcionalidad del producto.
• Desarrollo y fabricación de los componentes tanto de las partes mecánicas, como electrónicas y de software.

¿En qué beneficia la ingeniería de producto?

Cuando un producto sale a la venta, el objetivo es captar la atención del usuario, que será quien se acerque a él y decida si quiere hacerse con él o, por el contrario, escoger otro. Por eso la ingeniería de producto juega un papel tan importante: porque ayuda a garantizar, mediante el diseño y la calidad, el éxito en un mundo cada vez más competitivo.

En ULMA Advanved Forged Solutions apostamos por la calidad y el diseño

Queremos ofrecer soluciones avanzadas a nuestros clientes, y para ello estudiamos soluciones de ingeniería que garantizan el éxito en nuestros proyectos en todas sus fases.

 

Además de un equipo de profesionales encargados del diseño de los productos en todas sus fases, en ULMA Forged Solutions nos preocupamos por que nuestros servicios cumplan con los estándares de calidad. Por eso, somos la primera empresa de fabricación de bridas en el mundo que tiene triple certificación:

• La norma ISO 9001:2015, que garantiza la calidad en todos los procesos;
• La ISO 14001, que certifica la gestión medioambiental, y
• OHSAS 18001, que garantiza la seguridad y salubridad de los trabajadores.